divendres, 15 de maig del 2009

Lleida: un mazazo a la esperanza

L'Antoni Puigverd escriu sobre el discurs de Compromís per Lleida, un discurs de país, compromès i que de dur-se a la pràctica resoldria problemes.

http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20090209/53636417574/lleida-un-mazazo-a-la-esperanza.html

Hoy les hablaré de algo que afecta a las tierras de Lleida. Pero no pasen página, si creen que, por residir en otros lugares, el artículo no les concierne. Hablaré de Lleida, pero me referiré a una de las mejores propuestas estratégicas de la Catalunya actual. Una propuesta que podría convertirse en un modelo para el desarrollo rural ibérico. De nuevo les hablaré del Compromís per Lleida, renovadora interpretación de las posibilidades del canal Segarra-Garrigues, un canal en construcción que acaba de recibir un golpe casi mortal.

En efecto, durante la semana pasada se supo que la Unión Europea, cansada de la falta de respuesta catalano-española a una sentencia del tribunal de Luxemburgo sobre las zonas de protección de las aves de secano (ZEPA), ha impuesto una multa colosal al Estado (que revertirá sobre la Generalitat) y ha dictado que dichas zonas de protección deben ampliarse. Tal ampliación podría anular para la agricultura la mitad de las hectáreas que pretende irrigar el canal. Este mazazo jurídico puede destrozar algo más que la ilusión de aquellas comarcas. Destroza las enormes posibilidades que el Compromís per Lleida abría para el desarrollo sostenible del mundo rural. El mazazo podría haberse evitado si los gobernantes catalanes, en lugar de enfrentarse entre sí y en lugar de confiar en el olvido de Europa, hubieran hecho suyas las tesis del Compromís per Lleida, que están en los antípodas de la concepción productivista del regadío tradicional.

Los del Compromís per Lleida han iniciado una revolución positiva e indolora. No quieren transformar, como se hacía hasta ahora, el secano mediterráneo en un artificial atlántico. Lo que quieren es cambiar de arriba abajo la cultura rural. Hacer compatible desarrollo económicoypreservación natural. Turismo y secano. Agricultura y modernidad.

El Compromís per Lleida propone reforzar con el agua de riego la producción de secano tradicional de estas tierras, a fin de favorecer la calidad del producto. Propugna, por otro lado, sintetizar agricultura y naturalismo: las aves no necesitarían zonas especiales en las que refugiarse, pues toda la geografía regable, al no desaparecer la flora tradicional, seguiría siendo para ellas hábitat ideal. Ítem más: el canal preservaría el paisaje y la estructura de los pueblos (al contrario de lo sucedido en algunas zonas ibéricas irrigadas a mansalva, transformadas en enormes extensiones de falsa apariencia atlántica, que han beneficiando a unos pocos inversores y han destruido paisaje y memoria).

Me explican que SEO/BirdLife, la entidad que denunció a España ante Bruselas, se ha dado cuenta, al conocer las tesis del Compromís per Lleida, de que existe una tercera vía. Una tercera vía entre la destrucción hiperproductivista y la parálisis ultraconservacionista. Demasiado tarde para retirar la denuncia, pero no para intentar un pacto de altura. Un pacto que deberían dirigir nuestros políticos españoles y catalanes, si, de una vez por todas, decidieran hacer suyas las inteligentes y pragmáticas propuestas que el Compromís per Lleida lleva cuatro años sirviendo en bandeja a quien quiera escucharlas.

Estas propuestas nacieron del empuje de unos pocos leridanos tan soñadores como realistas, tan apasionados como juiciosos, verdaderos obamas desconocidos que pretenden mejorar el mundo rural con la ambición de la esperanza, aunque sin olvidar que cualquier sueño necesita, para realizarse efectivamente, tener los pies muy bien plantados en el suelo. La primera gran virtud del Compromís es que no quiere dividir a los leridanos en buenosymalos. En productivistas y ecologistas, por ejemplo. Quiere agruparlos a todos bajo el manto de una nueva sensibilidad territorial. Tampoco invita a lamentarse o a llorar. Propone. Sostiene que el canal Segarra-Garrigues, eje principal de su discurso, no sólo contribuirá a modernizar la agricultura y a impulsar el turismo rural, sino que podría funcionar como una nueva línea costera que revalorice el extenso territorio de estas comarcas a fin de convertirlas en "tierra de promisión" para el desahogo (en forma de primera o segunda residencia) de la masa de ciudadanos que se acumulan en la congestionada área metropolitana.

Los del Compromís per Lleida, por otra parte, no se enfrentan a los partidos o a las administraciones alzando la espada del no (tal como acostumbran los grupos de presión territorial). No demonizan a los políticos: argumentan para obtener su atención (de momento, tristemente en vano). No niegan, afirman. No defienden en plan numantino al territorio leridano: pretenden mejorar la realidad de sus comarcas, claro está, pero sin perder de vista al país en general. Si sus ideas sobre lo rural cuadran el círculo (aunar tradición rural con modernidad agraria, ecológica, turística e industrial), su propuesta sobre el agua es de matrícula de honor.

Conscientes de la crónica escasez de agua, proponen economizar hasta la última gota y sostienen que, mediante unos trasvases internos entre los dos Noguera y el Segre, regarían ellos, se aliviaría el estrujado Ter y podría retornar al Ebro el caudal que el Delta necesita.

¿Se puede pedir más a un movimiento civil? ¿Hasta cuándo tendrán que esperar estos obamas de a pie y la sociedad civil leridana que los apoya la atención de una clase política, atrapada en la telaraña de sus cuitas, sorda al latir positivo de una sociedad que no se resigna a la desesperanza?