dimecres, 18 de juny del 2008

Hay que pensar en la próxima crisis - Article de Narcís Prat

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Lo sucedido ha arruinado la poca credibilidad de la clase política catalana

NARCÍS Prat
CATEDRÁTICO DE ECOLOGÍA (UB)

Un buen amigo mío que vive en Dènia me dijo hace años que la gestión de la sequía se debe preparar cuando los embalses están llenos, pues cuando están vacíos las decisiones se toman apresuradamente y el riesgo de fracaso es enorme.
Esto es lo que ha pasado en Catalunya en los últimos meses. Hemos fracasado como gestores de la sequía por no haber pensado suficientemente en ella antes y actuar apresuradamente cuando ya no había remedio.

AUNQUE la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) había trabajado en los tres últimos años para mejorar la sostenibilidad del ciclo del agua, incentivando el ahorro industrial y doméstico, o en la mejor utilización de los acuíferos, no ha elaborado aún un verdadero plan de sequía para Catalunya. Nos hemos fiado excesivamente de la aplicación de un decreto de sequía que es claramente insuficiente.

En esta sequía surge un claro ganador, a quien hay que felicitar por su comportamiento: son los ciudadanos de Catalunya, que han dado múltiples ejemplos de concienciación ante la posible falta de agua y han llevado el consumo individual a cotas de ahorro nunca vistas, demostrado que ellos sí parecen creer en la nueva cultura del agua (NCA).

Pero el ejemplo ciudadano se ha visto defraudado por una política errática de todo el espectro político del país, incluyendo desde la actitud infantil (pueril, casi diría yo) de no querer pronunciar la palabra trasvase, hasta la ocultación de las medidas que se querían implementar (el trasvase del Alto Segre) y el negar que se había planificado el mismo a pesar de las evidencias, o la insistencia de otros en el trasvase del Ródano cuando estaba claro que no servía para esta sequía.

TODO ELLO ha incidido en la pérdida de la ya escasa credibilidad de la clase política catalana, cuya autoestima debería estar por los suelos. Y más aún: que una decisión tan importante como realizar el minitrasvase de Ebro se tome en un despacho de Madrid, por sugerencia de una empresa a un director general, sin el conocimiento del propio Gobierno de Catalunya, ya indica que nuestros políticos no han entendido el fondo de la NCA, para la cual las decisiones técnicas son injustificables sin la participación de los ciudadanos afectados.

Finalmente, el establecimiento de la mesa nacional de la sequía tampoco fue una solución, pues en ella la Administración trataba de defender un minitrasvase que a principios de mayo ya estaba claro que no era necesario como habían vaticinado algunos ilustres climatólogos del país. Al final, San Pedro (o la Virgen de Montserrat) han arreglado con las lluvias un entuerto del cual nadie sabía muy bien cómo salir. Realmente no podemos estar muy satisfechos de cómo han funcionado las cosas en esta sequía. ¿Aprenderemos para la siguiente?.

El tema clave para el futuro es saber si los partidarios de la nueva cultura del agua pueden demostrar que se puede construir un modelo alternativo al de la cultura de la oferta que aquí, en Catalunya, significa defender sin reservas el trasvase del Ródano o la construcción de las desaladoras que hagan falta.

Pero este es un falso debate que requiere una reflexión previa. ¿Aceptamos que el agua sea un elemento clave del desarrollo y por lo tanto pueda ser limitante de algunas actividades o bien consideramos el agua como un recurso sectorial al servicio de otras actividades y por lo tanto hay que traerla de donde sea y como sea?

DOS ALTOS cargos de la Generalitat defendieron en la mesa de la sequía esta última opción, y la política global del Gobierno de Catalunya sigue esta trayectoria (el plan de infrastructuras, los planes territoriales). En este escenario, ¿es posible que los defensores de este desarrollo sostenido puedan pensar en llevar a la práctica una política del agua para Catalunya basada en la NCA? O sea, ¿podemos hacer una política para embutir un millón de personas más en la región metropolitana de Barcelona sin que se fundan los plomos y los grifos se sequen?

Esta es una pregunta clave para la que el Gobierno de Catalunya no parece tener una respuesta clara y común entre conselleries. Mi sugerencia es que pregunten a los ciudadanos, que les animen a participar y buscar soluciones consensuadas. Probablemente se llevarían una sorpresa, pues estos tienen una visión mucho más moderna y sostenible del país que ellos mismos.

Pienso que todavía queda mucho espacio para el desarrollo de un modelo sostenible de la gestión del agua en Catalunya. Aún se puede ahorrar más, la reutilización del agua no ha hecho más que empezar, hemos redescubierto las aguas pluviales y su posible potencial para tiempos de crisis y tenemos nuevas tecnologías para recuperar acuíferos o desalar agua. Con todo ello, y con el diseño de un buen centro de transferencia de aguas en el Segre y en el Ter para momentos de crisis, podríamos llegar a desarrollar un modelo de gestión sostenible del ciclo del agua basado en la NCA, siempre que al mismo tiempo desarrollemos una nueva cultura de la energía y del territorio.

Estamos en el siglo XXI y necesitamos políticos y gestores de este siglo, no nos interesan las soluciones y aquellos que promocionaron la cultura de la oferta del siglo XX. Si para la próxima sequía no hemos solucionado este reto, probablemente volveremos a hacer el ridículo. Pensemos, pues, ahora, antes de que se vacíen los embalses otra vez.