http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080401/53451168275.html
Los habitantes de Prats i Sansor aseguran que son solidarios pero se sienten engañados por el Govern
Primero negaron el trasvase, después lo confirmaron - aunque lo llamaron captación-; más tarde dijeron que si hacía falta agua de boca la sacarían de donde fuese, luego explicaron que era una obra provisional por un estado de emergencia y, al final, desde Madrid han recordado al Govern de la Generalitat que Catalunya carece de competencias para acometer un trasvase.
Los ciento sesenta vecinos de Prats i Sansor - el municipio de la Cerdanya donde está previsto captar caudal del Segre para llevarlo a Barcelona- no acaban de sacar el agua clara ante tal retahíla de declaraciones y desmentidos. Lo único que tienen claro es que les han engañado y lo que más les duele es que el Govern haya actuado, aseguran, "a traición". El hecho de que ahora Madrid les dé la razón a ellos lo toman con cautela al pensar que, tarde o temprano, todos se pondrán de acuerdo.
"Yo querría saber qué diría el conseller Baltasar, en caso de que tenga jardín, si un día al levantarse se encontrara esa propiedad privada llena de estacas y nadie le explicara por qué están ahí", afirma Agustí Picas, vecino de Prats. "Esto es lo que nos ha pasado a nosotros", añade el hombre al recordar el primer capítulo de este culebrón que cada día que pasa parece hacer más aguas por sus cuatro costados.
Los vecinos de Prats i Sansor se extrañaron al ver merodear por sus fincas, hace ya casi dos meses, a personas foráneas que hacían fotos y realizaban mediciones. "¡Lo que nunca imaginamos es que esa visita podía estar relacionada con un trasvase!", exclama Domènech, un jubilado de Prats, de los primeros en descubrir varias estacas clavadas en uno de sus prados. "Aquí jamás se había comentado, ni en broma, la posibilidad de un trasvase del Segre al Llobregat a través del túnel de Cadí", añade el hombre.
Los técnicos desembarcaron en la Cerdanya "con la lección bien aprendida", afirman los vecinos. Cuando los habitantes de la zona les preguntaban el motivo de sus mediciones sólo contestaban que no estaban autorizados a facilitar esa información. Agustí Picas fue de los pocos que logró arrancarles algo más. "Cuando estaban en uno de mis prados insistí en saber qué hacían en una propiedad privada y admitieron que eran de la Generalitat. Pero nada más", revela este ganadero.
Nadie vio, sin embargo, el momento en el que esos silenciosos trabajadores clavaron las decenas de estacas que marcarían la zona de la captación de agua en cuatro prados. "Cuesta creerlo, pero la conclusión es que lo hicieron o bien a la hora de comer o en algún otro momento, cuando hay poco movimiento de ganaderos", indica otro vecino de Prats.
Por lo que cuentan los habitantes, la Generalitat parece ser que lo tenía todo muy calculado. Ahora se explican muchas de las cosas ocurridas en las tres últimas semanas en esos dos pueblos de la Cerdanya, a doce kilómetros de Puigcerdà. Magda, propietaria de un restaurante en Prats, ha sacado su propia conclusión de la visita hecha días atrás por tres mujeres a su establecimiento. "Sus zapatos estaban sucios por el barro y preguntaron si a partir de junio podríamos dar de comer a una docena de trabajadores. Hablaron, entre ellas, de casetas para oficinas y otros equipamientos de obra". Magda pensó que iban a iniciar en el pueblo alguna promoción inmobiliaria, pero al preguntar a otros vecinos nadie sabía nada. Días después aparecieron las estacas.
Maria, cuya familia tiene uno de los prados señalados con esas fustas, afirma que ella no dio al principio mayor importancia a este hecho. "Pensé que debía de ser una medición sin trascendencia, ya que, de ser importante no tenía ninguna lógica que hubiesen entrado en nuestras fincas sin pedir permiso", indica la mujer.
Ramon Capdeferro, natural de Barcelona y que vive desde hace treinta años en Sansor, es el vecino que menos sorprendido dice estar. "Aquí ya estamos acostumbrados a estos atropellos de la administración. Somos muy pocos. Lo que hagamos o digamos no parece importar a nadie", afirma.
Elías Turet, ganadero que vive también en Sansor, duda de la viabilidad de este proyecto de trasvase. Y lo que no se cree, si se llega a hacer, es que sea una obra provisional para solventar una situación puntual de emergencia. "Es inconcebible que se gasten más de cuarenta millones de euros para sacar sólo agua unos meses y después abandonar la infraestructura", opina. Agustí Picas intuye, por su parte, que el hecho de que haya que bombear el agua desde el río por un desnivel de dos kilómetros saldría a cuenta si después esa agua pasara por una hidroeléctrica que hay en la boca sur del túnel del Cadí. "Trasvasarían el agua y además sacarían provecho de la operación antes de llegar a Barcelona", apunta.
Los habitantes de esta zona de la cabecera del Segre dejan claro que no son insolidarios con la situación vivida en Barcelona con el agua de boca. Advierten, eso sí, de que el río ya no es lo que era años atrás. "En esta época tendría que bajar mucha más agua y hace sólo diez años era imposible cruzarlo ni con tractor, cuando ahora lo hacemos a pie todo el verano", afirman.
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