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Zapatero planteará en la investidura un pacto nacional para afrontar la sequía
Cristina Sen | Madrid | 05/04/2008 | Actualizada a las 03:31h
Con los datos sobre la mesa, el Gobierno ya ha perfilado cuál debe ser el plan de actuación en Catalunya para garantizar el suministro de agua a los barceloneses y así se ha informado no sólo a la Conselleria de Medi Ambient y Agricultura, sino que la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se lo ha trasladado personalmente y en varias ocasiones al president José Montilla. La propuesta que se realiza fue precisamente la primera de las opciones rechazadas por el Govern.
El Ejecutivo, según las fuentes consultadas y tal como avanzó ayer La Vanguardia,considera que la vía más adecuada es la compra del excedente de agua de los regantes que se abastecen del Ebro y su canalización hacia Barcelona a través de un minitrasvase interno. Esta es la iniciativa tras el no tajante al trasvase del Segre justificado ayer con argumentos técnicos tras el Consejo de Ministros por De la Vega.
Exactamente a la misma hora en que la Generalitat hacía público un comunicado en el que negaba rotundamente haber recibido un informe del Gobierno planteando soluciones alternativas y poniendo reservas a la propuesta de Medi Ambient, la vicepresidenta desgranó en rueda de prensa los argumentos que recoge el informe gubernamental en contra del trasvase del Segre y que ayer publicó este diario. Tras señalar que el rechazo se basa en cuestiones técnicas y socioeconómicas, explicó que el caudal del río es "claramente insuficiente" y dijo que si se llevase a cabo un tramo del trasvase debería transcurrir por el Llobregat, con problemas por la sequía. Asimismo, recordó que el Segre es un río de cabecera, destacó que no existen series históricas sobre su caudal y que podría perjudicar al sector de la agricultura y la energía.
El Gobierno tiene las ideas claras sobre lo que debe hacerse en Catalunya después de que pusiese el grito en el cielo con la propuesta del conseller Francesc Baltasar. El Ejecutivo admite que su rechazo al trasvase del Ebro - el Segre es afluente- es también una apuesta política inamovible por la pugna que genera entre autonomías. Pero sin oponerse a otro tipo de conexiones, desde el Gabinete se quiere transmitir una imagen de eficacia ante un problema grave. Y, sobre todo, se intenta que "el caos del tripartito" no salpique en Madrid. Además de la apuesta estructural por la conexión con Tarragona, el Gobierno apuesta si fuese necesario por medidas como la utilización de aguas subterráneas, pozos y el transporte en barco. E incluso se podría colaborar económicamente con el Govern.
Presidencia del Gobierno y el Ministerio de Medio Ambiente están en permanente contacto con la Generalitat intercambiando datos sobre el porqué de la negativa al Segre y la propuesta de la compra de agua a los regantes de Tarragona. A principios de esta semana, el Ejecutivo ya informó a Montilla acerca de su apuesta por la conexión entre las redes de Aigües Ter-Llobregat y el Consorci d´Aigües de Tarragona entre Cunit y Garraf. El Ejecutivo quiere trabajar de la mano de la Generalitat, pero le demanda claridad empezando por un punto fundamental: "¿Hasta cuándo hay reservas realmente para afrontar la sequía?"
Ante esta situación y la polémica que se suscita en España, José Luis Rodríguez Zapatero propondrá en su discurso de investidura un gran pacto sobre el agua para evitar nuevas guerras entre autonomías.
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